Escrito por: Luis Fernando Villacreses
En días posteriores de mi primera travesía a los Llanganates pensaba que era una suerte haber salido con vida de aquel sitio y me preguntaba hacia mis adentros: ¿cuándo sería la próxima ocasión que regresaría aquel inhóspito lugar?
Mi sorpresa fue mayor cuando
entre semana Manuel Vieira me comunicaba telefónicamente que partíamos a semana
seguida al mismo terreno, nunca me imaginé que fuera tan pronto, y le respondí
que tal vez yo no los acompañe ya que estaba muy cansado del primer viaje, sin
embargo me dio ánimo y me respondió que estuvimos cerca de encontrar el Muro de
Piedra y que ahora sí vamos a cumplir nuestro objetivo ya que estamos con un
nuevo guía conocedor del lugar.
Me prepare físicamente durante la
semana pero sobre todo mentalmente ya que los recuerdos del primer viaje
estaban frescos en mi cerebro.
De igual manera que la vez anterior preparamos el equipaje y las provisiones que debíamos llevar, ya con la experiencia anterior, transportamos más suministros a la aventura.
Coordinamos con Manuel V. y esta
ocasión yo me anticipe a la Hostería en Río Verde para pernoctar en ese lugar y ganar tiempo en la mañana, Manuel V. llegó a
la hostería a la Madrugada venía desde Quito, nos levantamos temprano y
preparamos el equipo, desayunamos y enseguida nos trasladamos hacia el Topo.
Los aventureros esta ocasión
también éramos seis: Manuel Vieira, Manuel Chauvín con dos de sus hijos, El
Guía y mi persona (Fernando Villacreses).
Ya en el caserío el Topo subimos
exactamente hasta el punto de partida de la vez anterior, esta vez con más
ánimo, debíamos lograr nuestro objetivo: conocer el Muro de Piedra.
El trayecto se me hizo más corto,
seguramente porque mi cuerpo ya sabía a qué atenerse, además estaba con buen
físico de la semana pasada.
En el viaje nuevamente teníamos un paisaje hermoso, único, la flora era espectacular, tomaba fotografías todo el tiempo.
Finalmente llegamos hasta el
sitio donde nos tocaba descenso de montaña, hicimos un alto para servirnos
alimentos, luego continuamos el recorrido, pasábamos por medio de árboles y
arbustos gigantes e incursionamos a la selva tupida, esta ocasión bajamos por otra ruta.
Alrededor nuestro; el canto de las aves nos envolvía con su trinar y poco a poco íbamos descendiendo la montaña, nos llamo la atención un Insecto Palo era enorme el más grande que había visto hasta ahora, continuábamos el trayecto y de pronto ante nosotros miramos asombrados una ventanita por medio de la vegetación por donde pudimos observar un poco del Muro en la montaña del frente.
Alrededor nuestro; el canto de las aves nos envolvía con su trinar y poco a poco íbamos descendiendo la montaña, nos llamo la atención un Insecto Palo era enorme el más grande que había visto hasta ahora, continuábamos el trayecto y de pronto ante nosotros miramos asombrados una ventanita por medio de la vegetación por donde pudimos observar un poco del Muro en la montaña del frente.
El corazón nos empezó a latir más
fuerte y el contento era compartido por todos, estábamos cerca de uno de los
hallazgos más importantes para la región, el país y el mundo.
Enseguida Manuel V. grabó declaraciones de los expedicionarios y uno a uno fueron comentando su sentir.
Cruzamos el río e incursionamos
por un afluente, observamos ya partes de piedras que encajaban a la perfección,
continuamos el recorrido y nos encontramos con una magnífica cascada que debíamos
subir para llegar al Muro, la bordeamos con destreza y de pronto ante nuestros
ojos nos encontramos contemplando una gran Pared de Piedra. Para los que amamos
la naturaleza y las culturas de los pueblos era una emoción enorme estar en
aquel lugar.
El hallazgo nos invadió con una
alegría enorme, empezamos a limpiar algunas piedras que estaban cubiertas con maleza y no dejaban apreciar muy bien la
magnitud de la muralla, las piedras eran muy grandes y no me imagino como
pudieron transportarlas hasta aquel lugar, tal vez las recogieron del río o
seguramente de alguna cantera cerca.
Llegamos a estar encima de la
cascada y con asombro pudimos observar que debajo de ella continuaba el muro,
piedras más grandes rectangulares y algunas con formas de rombo, la mayoría de
las piedras tenían unos orificios donde justo calzaba la mano o la punta del
pie para poder escalar.
Sin lugar a dudas este Muro fue
producto de la intervención humana, no
sabemos de qué cultura exactamente, Inca
o creemos que tal vez fue Pre - Incaica,
solamente estudios más profundos podrán determinar con exactitud su civilización
y antigüedad.
La tarde avanzaba y teníamos que
regresar, no podíamos quedarnos más tiempo, aunque nos hubiera encantado.
Nos sentimos muy complacidos de
haber estado en aquel paraje y poder compartir esta valiosa
información, primeramente con organismos del Estado Ecuatoriano como el Instituto
Nacional de Patrimonio Cultural, el MAGAP, el Ministerio de Recursos Naturales
No Renovables y posteriormente con autoridades de la localidad.
Creemos fielmente que este
hallazgo va a generar más turismo hacia toda la zona de Baños y se verán
beneficiadas tanto las Provincias de Tungurahua como Pastaza. Este sitio es de
interés nacional e internacional y hacemos un llamado especial a todas las
autoridades a sumarse para la conservación de este Patrimonio Cultural.