martes, 30 de abril de 2013

Aventura en los Llanganates


Escrito por: Luis Fernando Villacreses



Las leyendas son muchas en torno a los Llanganates, tienen un misterio, tienen esa magia que hace que expedicionarios por contadas ocasiones visiten la zona. Las especies que se pueden encontrar allí son únicas tanto en fauna como en flora.

Es así que bajo la invitación de Manuel Vieira funcionario de la Subsecretaría de Pueblos y Nacionalidades Indígenas del Ecuador a conocer unas ruinas arqueológicas en los Llanganates enseguida afloró en mí el espíritu aventurero y empecé en mi mente a planificar de inmediato el viaje.

Sin lugar a duda la emoción me invadía al pensar que iba a conocer un sitio arqueológico escondido en el Parque Nacional Llanganates ya que desde niño he tenido siempre la atracción a la arqueología y siempre me ha fascinado la historia y sobre todo la cultura de los pueblos. 

La fecha indicada para la travesía se acercaba y la emoción era compartida por todos los compañeros que iban a participar de la expedición. Manuel Vieira tío de mi esposa me había comentado en ocasiones anteriores del interés de conocer este sitio, pero no encontraba una persona que sirva de guía, ya que el lugar exacto lo conocían muy pocos y era guardado con absoluta reserva para que no lo vayan a destruir.

Por más de una década luego de investigar a varias personas, finalmente una persona accede a mostrar una fotografía del lugar a Manuel V. y servirle de guía. Llenándolo de emoción ya que una las metas que se propuso en la vida  era justamente conocer ese lugar.




En la fotografía se pudo observar un Muro de Piedra seguramente de la cultura Inca y con esta evidencia que fue descargada en mi computadora ya que Manuel llegó en la noche con la persona que iba a guiarnos, se decidió fijar una fecha para la expedición.

Los días pasaban y Manuel vía correo daba instrucciones de los materiales y alimentos que se debía llevar: linterna, carpa, botas de caucho, ponchos de agua, entre otros. Yo le comenté que en mi viajes al volcán Cotopaxi y al Chimborazo llevé melcochas de Baños y me ayudaron mucho en el ascenso ya que me dieron calorías y es así que me comprometí a llevar melcochas para todos.

Una llamada telefónica desde la Capital me indicaba que en dos semanas se daba comienzo a la expedición. Era Manuel V. que fijaba la fecha para el Viernes 27 de Abril de 2012.

Se tenía pensado llevar Arqueólogos para que hagan el reconocimiento del lugar e indiquen de qué cultura puede ser el Muro de Piedra, se hizo las gestiones ante el Ministerio de Patrimonio pero no se consiguió, sin embargo se pudo contar con la grata presencia del Biólogo Xavier Viteri.



Estaba previsto salir 6 personas a la expedición: Manuel Vieira, Manuel Chauvín propietario de la Hostería Miramelindo en Río Verde, Xavier Viteri funcionario del Ministerio de Patrimonio, Jhonny Pallo chofer del Ministerio, el Sr. José Tintín guiando al grupo y mi persona.

La noche anterior ya tenía preparado gran parte de lo que tenía que llevar, el reloj biológico me hizo despertar  a las 5:00 am  y  ya no pude conciliar el sueño, después de un rato entré a la ducha para estar fresco para la caminata, a las 6:30 llegó una camioneta doble cabina del Sr. Casco, misma que abordamos en Baños con Manuel Vieira y don José Tintín  y nos dirigimos rumbo a Río Verde donde nos esperaban el resto de Compañeros.

Ya en Río Verde tuvimos una excelente acogida por parte de Manuel Chauvín y su Sra. Esposa, luego de desayunar y dar entrevistas a Manuel Vieira que llevaba una filmadora a la expedición, decidimos seguir nuestro rumbo, contábamos con dos vehículos para trasladarnos desde Río Verde hacia el Topo una camioneta 4x4  y un Jeep Suzuki Grand Vitara del Ministerio.

Al llegar al portal de la Entrada al caserío El Topo el corazón se aceleraba y nos anunciaba que estaba cerca nuestra aventura.



Subieron los autos hasta cerca de la Colonia Azuay, hasta un punto donde el guía  ordenó que se detengan los vehículos y que se prepare el equipaje porque empieza la caminata. Enseguida Manuel Vieira y Xavier Viteri cogían las Coordenadas con GPS.

Luego de asegurar el Jeep y dejarlo en una entrada alado de una pequeña casita se procedió a distribuir los alimentos entre los expedicionarios para equiparar el peso entre todos. Enseguida nos despedimos del propietario de la camioneta y le indicamos que a las 18h00 nos venga a recoger.

En este instante el guía tomo el control y no nos quedaba más que seguirle para dar con nuestro objetivo.

El cruce bajo la primera alambrada nos anunciaba que este viaje iba a estar lleno de obstáculos que teníamos que sortearlos uno a uno si queríamos llegar a nuestro cometido.



Al coronar la primera loma respiramos y cogíamos fuerzas para continuar con el recorrido, nos íbamos introduciendo en un clima húmedo y lleno de vegetación, pasamos por un sendero de empalizada muy resbaloso que en algunos tramos ya se habían podrido los troncos por efecto del clima y había que ser muy habilidoso para pisar las chambas y los pocos troncos que quedaban en buen estado para no hundirse, sin embargo excepto el guía todos en algún momento nos enterramos las botas y teníamos que arrodillarnos para poder salir de ese terreno pantanoso. Yo incluso en un momento de descuido enterré mi pierna hasta cerca de la rodilla y no podía sacarla, tuve que ejercer presión con las manos y la misma pierna para poder liberarme del fango y no retrasar al grupo.



Manuel Vieira venía al último, primero por el peso y luego porque venía filmando cada instante de la expedición.

Después de transitar por más de dos horas por caminos culebreros, observamos un rancho a unos 50 metros aproximadamente desde donde pasaba la expedición, por momentos perdíamos el camino y tocaba seguir las huellas de nuestros compañeros, por lo que no debíamos alejarnos tanto del guía.



Yo tomaba fotografías del paisaje cada instante que podía ya que la caminata no daba para detenerse mucho tiempo.

Llegamos a una quebrada por donde había bajado un derrumbo y teníamos que ser diestros para cruzar un camino por donde solo cabía la bota y no caer al barranco.

Llevábamos ya caminando más de tres horas y a lo lejos divisamos otro rancho, al llegar a este lugar hicimos un alto para descansar y servirnos alimentos que habíamos trasladado. Enseguida dijo el guía hay que continuar si no queremos hacernos muy tarde.

Cargamos otra vez nuestro equipaje y ahora nos encontrábamos con otro panorama frente a nosotros. Tocaba descenso de montaña empinada. El guía iba delante abriendo trocha con un machete y el resto veníamos luego. La vegetación era más tupida, nos encontrábamos ahora dentro de paisajes selváticos. En ocasiones nos deteníamos porque no había forma de pasar  y tocaba buscar otra ruta, la vegetación era espectacular, helechos, bromelias, orquídeas nunca antes vistas,  gran variedad de insectos, el cantar de las aves me envolvía en una melodía única, de pronto un grito del compañero Jhonny me regresaba a la realidad “Si vieron lo que pasó” a lo que contestamos que no, y nos informa que el guía bajó o cayó cuatro metros y que era eso lo que nos tocaba hacer a cada uno de nosotros, apoyándonos en troncos, lianas y raíces de los árboles, continuábamos el descenso sin importar las espinadas y cortes en las manos.



Luego de unos 45 minutos de descenso llegamos hasta el río, el agua era cristalina y provocaba echarse un chapuzón, pero teníamos que continuar por lo que solamente nos refrescamos y proseguimos el viaje. Se buscaba una entrada en la montaña del frente de donde saliera un riachuelo que nos iba a conducir al Muro de Piedra.



Caminamos más de 1 Km río arriba y nos llenamos de emoción ya que encontramos unas extrañas piedras con orificios circulares que podían servir probablemente para lavar oro o se cree que probablemente las utilizaban los Incas para machacar hoja de coca que era su hoja sagrada.





Estábamos ansiosos por llegar, sin embargo el guía no sabía lo que pasaba, se había perdido, no hallábamos el Muro, al descenso de la pendiente salimos mal y no se orientaba. Manuel Chavín decidió hacer una oración invocando a los espíritus de la selva que nos dejen llegar al Muro. Es bien sabido que en las leyendas de los Llanganates cuando los intrépidos aventureros están cerca del lugar las montañas se mueven y no dejan localizar las ruinas. 



Más tarde encontramos un martillo de piedra y le tomé unas fotografías, luego de un rato apareció Manuel V. y le indiqué el hallazgo, a lo que me respondió estamos cerca del Muro, los vestigios lo indican.



Manuel Chauvín también vio el martillo y luego se lo depositó  al lado  del río, escondido para que no sea sustraído del lugar, Xavier no lo pudo ver porque ya estába de retorno con el guía.

Al llegar al sitio donde descendimos la montaña quisimos seguir río abajo en la búsqueda del Muro, pero el guía nos dijo que ya es muy tarde y que teníamos que regresar para que no nos atrape la noche.



A lo que desilusionados por no encontrar el Muro decidimos subir la montaña internándonos nuevamente en la selva tupida. Yo iba al último en este tramo del viaje, ya estábamos muy cansados pero teníamos  que continuar, delante de mí iba Manuel Vieira a paso lento, el ascenso era pujante a ratos nos deteníamos para tomar fuerzas y continuábamos, en ocasiones silbábamos o gritábamos los nombres de los que iban adelante para orientarnos sin embargo en un momento ya no nos contestaban y nos perdimos un cierto tramo.



La cuesta era recia, Manuel ya no avanzaba y en un momento observo que le vence el cuerpo hacia atrás pero justo estaba yo para poner el brazo y sostenerle, gracias a Dios no pasó nada.

Al fin subimos toda la montaña y llegamos al rancho todos cansados llevamos una carpa y conversábamos para quedarnos a pernoctar. Xavier dijo que no, que él tenía que regresar porque estaba preocupado por el vehículo que quedó parqueado en la carretera y conjuntamente con Jhonny decidieron regresar. Tanto Manuel Vieira como Manuel Chauvín y mi persona estábamos totalmente rendidos, entonces le explicamos al guía que retorne con Xavier y Jhonny pero que volviera por nosotros al siguiente día, a lo que respondió que no, que él también está cansado y que mañana él ya no volvería y que salgamos solos. Hubo un momento de dilucidar entre todos y el guía decide quedarse también acompañando, para no regresar al siguiente día. Yo viendo que ya se quedaba el guía decido sumarme a Xavier y Jhonny en el regreso, Mis compañeros que se quedaban nos dicen que les dejemos provisiones ya que nosotros retornábamos a Baños y ya no las íbamos a necesitar, es así que yo les dejo media funda de melcochas y un atún, Xavier hace lo mismo y Jhonny también. Me piden también la carpa que era la única que llevamos porque no pensamos acampar ahí, luego de eso nos despedimos indicándoles que íbamos a avisar en Baños que no se preocupen que se quedaban con el guía y que en la mañana siguiente partían del lugar.




Sabíamos que estábamos a tres horas de camino hacia la carretera y si no nos apurábamos nos iba a coger la noche, por lo que aligeramos el paso para llegar en menos tiempo, el guía nos dirigió unos 200 metros y se despidió, nos dio unas breves indicaciones como debíamos regresar y continuamos el viaje, eran más de las 4:00pm cuando decidimos regresar.



Ya llevábamos dos horas de camino y perdimos el rastro en contadas ocasiones, que nos hizo perder valioso tiempo, en un momento ya empezamos a desesperarnos nadie decía nada pero estábamos perdidos, ya empezaba a llover y a oscurecer y el pánico empezaba a invadir nuestras mentes, mis piernas ya no daban más llevábamos caminando desde la mañana, Jhonny empezó a gritar al mismo tiempo en broma y al mismo tiempo en serio “Dios Ayúdame, donde ha sido de venir a dejar mi cuerpecito”. Seguíamos caminando no sé cómo,  en un momento siento que mi cuerpo no puede más y se desploma dando una voltereta entre la hierba y enseguida escucho las voces de mis compañeros que me animan a levantarme, le digo a Jhonny que ya no puedo dar un paso y él me dice lo mismo que parece que tenemos que pasar la noche bajo un árbol, de pronto Xavier ve una silueta entre la penumbra y nos llama, nos dice que parece ser el primer rancho que pasamos en la mañana, cosa que no podíamos saber hasta no acercarnos lo suficiente. En ese instante ya no perdíamos nada era nuestra última esperanza, conforme nos íbamos acercando se iba confirmando lo que pensábamos. Una vez ahí Xavier dice que le ayudemos a encontrar la puerta porque estaba ya completamente oscuro y no la hallaba, al tanteo avanzo a encontrar la puerta con dos argollas pero con un candado y no podíamos ingresar. Xavier procede entonces a sacar dos tablas de uno de los costados de la choza ya que teníamos que ingresar a como de lugar, era nuestra salvación, estábamos completamente empapados y necesitábamos descansar.




Antes de ingresar alumbramos el interior y vemos que hay guano (caca de murciélago) en el interior pero no teníamos otra opción, una vez adentro nos cambiamos de ropa lo poco que teníamos seco en las mochilas y ahora si vino la parte de supervivencia la pregunta era que comemos, nos moríamos de hambre y de sed.  Las provisiones les dejamos a nuestros compañeros en el otro rancho. Xavier dijo que tenía un jugo pequeño envasado, Jhonny tenía un sánduche en supan integral y yo tenía unas pocas melcochas que conserve de la funda, esas eran todas nuestras provisiones, por lo que procedimos a dividirle al sánduche en tres partes iguales, repartimos las melcochas y nos tomamos dos sorbitos de jugo cada uno guardando el resto para el siguiente día.

Una vez engañado nuestro estómago nos recostamos boca arriba los tres en un espacio de un poco más de un metro, es así que no podíamos ni movernos, luego de apagar mi linterna, el zumbido de las arenillas, los sancudos y mosquitos no nos dejaban dormir, por suerte yo lleve repelente, pero sin darme cuenta me puse en las manos  haciéndome gritar del dolor ya que tenía cortadas de las hojas y ramas, sin embargo los insectos se dieron modos de picarnos.

El frío penetraba los huesos, pero algo pudimos dormir hasta que a la media noche nuevamente nos despertamos con unos chillidos, eran los murciélagos que querían entrar en la choza pero prendimos la linterna y se fueron a otro lado.



A las 5 y 30 am empezamos a despertarnos, yo casi no podía levantarme luego de haber dormido en una sola posición en el tablado, mi cuerpo estaba molido, me dolía el cuello y la espalda. Empezamos a levantar nuestro equipaje cuando de pronto empiezan a volar por nuestras cabezas los quirópteros, íbamos a salir en picada a lo que Xavier nos dice no se muevan ellos no se van a chocar con nosotros por los radares que tienen, nos quedamos en silencio mientras giraban en ese pequeño espacio, todo indicaba que durmieron con nosotros en la choza, al poco rato se fueron y pudimos continuar armando las mochilas.



Decidimos partir temprano porque nos preocupaba el jeep, nos tomamos el resto del jugo que guardamos, comimos las ultimas melcochas, salimos del rancho y a caminar se ha dicho.

Un amanecer espectacular en el monte, mientras caminábamos pensaba como pasarían la noche mis otros compañeros en el otro rancho.




Llegamos hasta unas alambradas, donde el toro que estaba el día anterior parece ser que había llamado a todos sus camaradas al lugar, eran siquiera una docena de reces que obstruían el camino. Empezamos a pasar de forma sigilosa en medio del ganado hasta que vemos que un toro blanco bajaba con todo en dirección hacia nosotros, todavía tengo su mirada penetrante, estábamos invadiendo su territorio, no nos quedó más que correr llegamos con las justas a lanzarnos bajo una alambrada y el cuadrúpedo se detuvo de golpe. Respirábamos aliviados y al mismo tiempo nos reíamos. Que aventura pensaba ésta tengo que contarla algún día a mis nietos.

Finalmente llegamos a una loma de donde se pudo divisar el vehículo y mis compañeros se tranquilizaron, todavía recuerdo la frase de Jhonny “Gracias Diosito por sacarme de aquí con vida”.


Ya en la carretera nos refrescamos en un riachuelo y pensábamos en nuestros compañeros en que momento saldrían o si tal vez nuevamente decidieron bajar a buscar el Muro.

Subimos al vehículo con rumbo a Río Verde para dar aviso sobre la situación ya que en todo ese sector no hay señal telefónica.

Una vez que llegamos a la Hostería nos recibe preocupada Patricia Guevara esposa de Manuel Chauvín y lo primero que hizo es preguntarnos lógicamente por su esposo que no venía con nosotros, le respondimos que decidió quedarse, que estaba muy cansado al igual que Manuel Vieira y decidieron pasar la noche en el monte, le indicamos que para ellos nosotros ya debíamos haber salido el día anterior.

Le contamos lo sucedido y ella nos comentó que a ratos ya quería avisar a organismos de socorro pero decidió esperar, que si no salíamos hasta el mediodía del sábado tomaba todas las acciones del caso.

La tarde anterior Patricia había subido con su camioneta a esperarnos cerca de la colonia Azuay pero no sabía exactamente el sitio por donde emprendimos nuestra incursión. Luego de esperarnos por algunas horas y viendo que ya anochece decide regresar a Río Verde a planificar las acciones para el siguiente día.

Nos dice que le tranquilizaba un poco saber que estábamos con el guía y que su esposo es fanático de los programas de supervivencia en la TV.

Luego de servirnos un delicioso desayuno contando nuestras anécdotas, decidimos regresar con Patricia al Topo para indicarle exactamente el sitio por donde tendrían que salir el resto del grupo.

Xavier con su chofer se despidieron en Río Verde y regresaban a la Capital indicándonos que les mantengamos al tanto de cualquier situación.

Al llegar al sitio Patricia me dice: yo conozco a mi esposo él va nuevamente a bajar a buscar el Muro que crees tú, le respondo que Manuel Vieira también no va a dejar pasar esta oportunidad y que una vez ya descansados creo que van a bajar nuevamente aprovechando que está el guía de su lado.

Para ese rato manejábamos dos posibles escenarios: 1ro que hayan decidido regresar al igual que lo hicimos nosotros y saldrían al medio día más o menos o 2do que hayan bajado nuevamente y saldrían al atardecer.

Patricia dice que debo estar muy cansado y que si deseo vaya a Baños para descansar y que ella se queda haciendo guardia. Me lleva hasta la entrada al Topo donde me embarco en un Bus que me lleva hasta la ciudad de Baños.

Ya en casa no lo podía creer que salí vivo de aquel lugar, tome un baño refrescante en agua caliente y luego decidí regresar manejando el automóvil hasta cerca de la colonia Azuay para ver que se sabía de mis compañeros y de lo contrario que acciones tomar.

En el camino a la Colonia Azuay me dice una Sra. Que ya habían bajado los “turistas” en un carro, y decido regresar a Río Verde. Hay me encuentro con el resto del grupo y era una gran emoción contándonos anécdotas de parte  y parte.

Era como lo sospechábamos decidieron regresar y buscar el Muro nuevamente pero tampoco pudieron localizarlo, sin embargo sirvió para que ellos localizaran nuevas piedras tipo martillo y otras con canales y formas de escudos, que de igual forma fueron dejadas en el lugar tapadas por la vegetación.




Manuel Vieira sufrió un golpe en el cráneo después de un resbalón en el río que pudo haberle causado incluso la muerte, gracias a Dios en los posteriores días con medicamentos no pasó a mayores.

El guía frustrado en cierta forma por no podernos mostrar el Muro nos llevó con otra persona que también conoce el lugar y se planifica una nueva aventura…….

Esta historia continuará………

viernes, 26 de abril de 2013

Descubre Baños de Agua Santa




Baños de Agua Santa es uno de los destinos turísticos más importantes del Ecuador muy concurrido tanto por turistas nacionales como extranjeros.

La ciudad ofrece  gran variedad en servicios hoteleros y sí de gastronomía se trata, Baños es el lugar indicado en donde se puede disfrutar desde comida típica ecuatoriana muy deliciosa hasta platos  de diferentes países: Suiza, México, Italia, Francia, Alemania, China, Argentina, EEUU, entre otros y por supuesto no podía faltar el refrescante jugo de caña y las melcochas,  recuerdos propios de la localidad  que no deben faltar cuando visites  Baños.

En atractivos turísticos existe una gran gama de destinos empezando por el casco urbano, tenemos: El Santuario de la Virgen de Agua Santa, Las Ruinas de la Iglesia Antigua, Las Piscinas de la Virgen y El Salado muy visitadas por sus aguas curativas, El Agua de la Vida, La Cascada o Chorrera de la Virgen ubicada dentro de la ciudad y el Ecozoológico.

Actualmente Patrimonio Cultural del Ecuador se encuentra restaurando algunas edificaciones antiguas de la ciudad como la Capilla de la Unidad Educativa Sagrado Corazón de Jesús, El Teatro Latino y próximamente con el Gobierno Autónomo Descentralizado de la ciudad de Baños  recuperarán la Biblioteca del Escritor Ambateño Juan Montalvo y las Cuevas de Sigsihuaico que generarán un gran interés en toda la población.

Baños cuenta con infinidad de SPA’s  para que los turistas puedan sacarse el estrés de las grandes ciudades,  asimismo posee  senderos que te llevarán en corto tiempo a los miradores de la Cruz de Bellavista y La Virgen disfrutando de una vista espectacular tanto del Volcán Tungurahua como de la Ciudad. Otros miradores como los de Illuchi, las Antenas o la Casa del Árbol también son muy recomendados especialmente para ver la actividad del Coloso en sus días de Acción.

En la noche puedes acceder a la Zona Rosa donde la diversión con tus amigos y familiares está garantizada, Bares y Discotecas para todos los gustos, desde Música de los 80, Rock, Son, Cumbias, Salsa, Reggae hasta Electrónica y Reggeaton.

A pocos Km. De la Ciudad puedes visitar las Cascadas de: Agoyán, Manto de la Novia, las cascadas de Machay  pero sobre todo El Pailón del Diablo uno de los sitios más codiciados a nivel nacional por su espectacular belleza.

Sin lugar a dudas Baños de Agua Santa te va a encantar.